Llevamos ya 2 semanas de confinamiento. Parece increíble que el tiempo pueda pasar tan lento y que echemos tanto de menos actividades a las que no les damos mayor importancia.
Todavía quedan 2 semanas más de confinamiento; muchos no las tienen todas consigo y la incertidumbre es la peor compañera que se puede tener, pues no te quiere dejar trabajar en el presente y te impide planificar el futuro.
Desde el punto de vista del rendimiento, todas las planificaciones se ven afectadas. Los deportistas con los objetivos principales a partir de junio o los especialistas de CX, quizás son hasta ahora los que menos ansiedad transmiten, pero hay otros deportistas que tenían sus primeras competiciones en estas fechas y para ellos todo esto está siendo más difícil de llevar.
Cuesta mucho separar lo deportivo de lo personal-profesional y hay personas que no se van a ver perjudicadas en sus planificaciones, pero sí en sus trabajos, en su estructura familiar, … y, así, tantas combinaciones como se nos ocurran.
Es un período complicado donde los entrenadores nos tenemos que devanar un poco más los sesos, porque no sé trata de salir de la cuarentena con un pico de forma, sino de salir de la forma óptima para llegar a las competiciones y objetivos principales a tope (porque tened por seguro que va a haber competiciones).
Hay deportistas (los menos) que optan por hacer un parón, no seguir con sus entrenos y esperar a que todo se aclare para tomar una determinación y volver a afrontar los objetivos o retos. Mucho cuidado… que una persona altamente activa, tome esta determinación, es muy peligroso; no sólo en el plano físico, donde evidentemente va a tener unas pérdidas en sus adaptaciones y estado de forma general muy grandes, sino también en el psicológico: no sabemos cuánto puede llegar a afectar esto, del mismo modo que no sabemos cuándo se va a acabar.
Desde mi experiencia y opinión, os recomiendo intentar sacar provecho a esta difícil situación utilizando los entrenamientos no sólo como una válvula de escape, sino como un nuevo aprendizaje donde podamos beneficiarnos de todas estas variables a las que, de otro modo, no prestaríamos tanta atención. Mantened una buena comunicación con vuestro entrenador y aprovechad este proceso como un aprendizaje mutuo.
Como entrenador, intentando tener una perspectiva fría y con un mínimo de previsión, hay que llamar a la calma al deportista no profesional, ya que en términos de volumen de entrenamiento no está suponiendo un gran cambio (por lo menos hasta ahora). Un deportista máster se suele mover entre 12-15h de entreno semanal (de forma general) y, con el confinamiento (en estas primeras semanas), se están haciendo entre 9-13h de entreno, así que desde ese punto de vista ni tan mal.
En las próximas semanas seguramente acabaremos igualando casi el volumen outdoor, pero obviamente también el rodillo precisa de una fase de adaptación y el ciclista de un aprendizaje mínimo, ya que no se puede rodar tan alegremente como lo haríamos si pudiésemos realizar nuestras rutas preferidas.
Cuando charlamos con los deportistas que están usando herramientas como el zwift, casi todos ellos nos hablan de que “se calientan” y al final acaban anotados en competiciones, quedadas, …y, claro, con tiempo libre, muchos de ellos están haciendo carreras todos los días (sino más de una por día).
Debemos ir día a día sin pensar en el futuro, en cuándo serán las competiciones.
Simplemente seguir con nuestra planificación adaptada para esta época de confinamiento, donde el objetivo será salir de la cuarentena sin perder grandes adaptaciones; no preparados para competir rápidamente (pues los organizadores de las carreras aplazadas buscarán nuevas fechas, seguramente en septiembre/octubre), sino para los objetivos que tengamos en junio que posiblemente sea (si todo sigue con la previsión actual) la fecha más lógica y optimista para la vuelta a la “normalidad” desde el punto de vista de llevar a cabo las competiciones (tanto las que ya estaban calendadas, como las que buscan nuevas fechas).
Debemos aprovechar la situación para enfatizar en otras cosas que antes no estábamos haciendo:
- La respiración: utilizando globos o el powerbreather, realizando diferentes técnicas respiratorias, tanto rodando de forma extensiva como en el transcurso de una serie.
- Las series de cadencia: que nos dan otros estímulos, generan otras adaptaciones y constituyen una herramienta para poder trabajar determinadas particularidades que sino no seríamos capaces en el rodillo (con la limitación de tiempo de una sesión lógica, por ejemplo resistencia a la fatiga en un puerto largo).
- El RPE: una herramienta fantástica, que casi todos conocemos pero que casi nadie usa. Posiblemente la mejor herramienta de comunicación con uno mismo y que tiene la utilidad (si la dominamos) de decirnos en cada preciso instante en qué hito fisiológico estamos, independientemente de las variables externas que nos podamos encontrar (como una salida de carrera, un intento de escapada, una bajada muy larga y técnica, …)
- Los estiramientos (los grandes olvidados): debemos, y más ahora, llevar a cabo una correcta rutina de estiramientos que nos eviten acortamientos, posturas y contracturas, derivados tanto del rodillo (que es más agresivo y lesivo que la bici en exterior) como de tantas horas sentados de cualquier forma en el sofá de casa.
- La liberación miofascial: otra actividad a la que, al igual que con los estiramientos, sólo recurrimos cuando no nos queda más remedio (bien sea por lesión, o por contractura muscular); con una pelota de tenis, un rodillo, o infinidad de utensilios que todos tenemos en casa, podemos llevar a cabo esta actividad que puede ser una gran alternativa en este período en que, aunque a todos nos vendría bien ir al fisioterapeuta, no podemos ir.
En resumen, que tenemos medios, tiempo y conocimiento para afrontar este contratiempo y salir más preparados y fuertes. Sólo el desconocimiento, la osadía o la dejadez pueden hacer que salgamos derrotados.